Esta mañana me han despertado con urgencia, habíamos recibido una señal de auxilio de una nave de carga. Cuando nos aproximamos al lugar del accidente la nave había impactado con un asteroide.

El asteroide es bastante grande, es totalmente rocoso y estéril. Aunque su color es de un violeta brillante, casi fosforescente. Pese a parecer poco más que una simple roca, lo envuelve una pequeña atmósfera de hidrógeno puro.

Al aproximarnos más al lugar detectamos cuatro formas de vida en la nave dañada, sin embargo, debido a la extraña composición del asteroide, no es posible fijar el rayo de transporte sobre los supervivientes. Como las señales vitales son débiles, se manda un equipo de salida para rescatarlos al que me sumo. Mientras el comandante Segura y el ingeniero jefe García abren una brecha en el caso para que podamos acceder al interior y socorrer a las víctimas, yo me dedico a tomar varias muestras de la atmósfera y de la superficie del asteroide.

Cuando logramos acceder a la nave, colocamos unos amplificadores de señal para el teletransporte y trasportamos a los heridos, dos bajoranos, un vulcano y un klingon, a la enfermería.

Al llegar a la enfermería el holograma médico de emergencia esta activo, atendiendo a un tripulante de unas contusiones tras una caída. Cuando termina de atenderlo se desconecta.

Yo me centro en los supervivientes. Por fortuna las heridas del vulcano y el klingon no son graves y proto se recuperan. Los bajoranos, en cambio me preocupan, parecen estar en una especie de coma. Supongo se han dado un fuerte golpe en la cabeza.

Mientras atiendo a los heridos, la jefe científica Lubomirska y la jefa de operaciones Crocker han venido a la enfermería y se han puesto a estudiar las muestras que he traído del asteroide. Descubren que en la superficie de la roca, en su interior y flotando en la atmósfera hay una especie de cristales microscópicos, son como prismas violetas que tienen una energía extraña.

Los bajoranos no responden los tratamientos que intento y decido intentar estimular sus ondas cerebrales. Sin embargo, no estoy seguro de si el equipo de que dispongo es compatible con los bajoramos; así que decido activar el holograma médico de emergencia, para que me ayude, ya que puede consultar las bases de datos mucho más rápido que yo. Al activarse el holograma oigo una expresión de sorpresa entre los presentes. Al levantar mi cabeza veo dos hologramas médicos, en vez de uno. Uno es la versión MK1, El Doctor, la misma que la del celebre doctor que ayudó a la Voyager a volver al cuadrante Alfa, y con su celebre temperamento ”áspero”, y que fue retirado de las naves de la flota hace tiempo. Junto a la versión MK4, que es la que disponemos actualmente en la USS Andalucía.

La sorpresa es mayúscula, sin embargo, decido centrarme en mis pacientes y les hago la consulta sobre las ondas cerebrales. Entonces descubrimos que ambos hologramas pueden actuar de forma autónoma e independiente. La jefe científica Lubomirska no pierde tiempo y se pone a analizar los hologramas. Gracias a la ayuda de los mismos, consigo estabilizar las ondas cerebrales de mis pacientes y al rato se despiertan.

Entonces nos informan desde el puente que ha llegado otra nave de carga, respondiendo a la misma llamada de auxilio que nosotros. Son amigos de los tripulantes accidentados y se ofrecen a llevarlos a su hogar. Tras estabilizarlos y realizar un último diagnóstico, doy permiso par que se vayan, y los bajoranos, el vulcano y el klingon son transportados a la nave de carga, tras agradecernos la ayuda.

Entonces nos centramos en los hologramas. Analizándolos descubrimos que el holograma del Doctor se va degradando poco a poco. La jefe científica Lubomirska y el ingeniero jefe García descubren que algunos de los micro cristales de alguna de las muestras que hemos traído del asteroide, se han fijado en los proyectores holográficos. Y de alguna manera, han accedido a sus sistemas. Mientras esta activo el holograma, reproduce la primera versión del programa que se está ejecutando. Es algo inaudito. También descubren que los cristales no toleran la atmósfera que estamos respirando y se están degradando rápidamente, solo se conservan adecuadamente en una atmósfera de hidrógeno puro. La degradación es tan rápida, que en unas seis horas los primas cristalinos han desaparecido y el holograma del Doctor se ha difuminado.

El capitán Pittarelli a informado a la flota, después de que la jefa de operaciones Crocker haya bautizado a los prismas de cristal como cristales Andalucía, por ser nuestra nave sus descubridores.

La jefe científica Lubomirska y el Ingeniero jefe García aseguran que los cristales pueden revolucionar la tecnología holográfica. Parece que la flota comparte su opinión, ya que el comandante Segura nos informa que la flota va a enviar una nave científica para estudiar el asteroide.

Por mi parte, he guardado varias muestras de las que trajimos del asteroide, en un lugar seguro y protegido; nunca se sabe cuando podré necesitar una ayuda extra del holograma médico de emergencia.